Me encuentro en un sucio cafetín a las orillas del puerto. La playa está tranquila y se siente un clima húmedo y asqueroso. Me acompaña Melisa. La mujer con el nombre de niña eterna. Aquel nombre setentero que tanta gracia me sigue causando incluso hoy que ya me he vuelto un tanto más amargado y todo lo retro me empieza a parecer aburrido y grisáceo. Ella toma cantidades increíbles de café con leche en vasos pequeños y yo mi exótico té con frutillas. Desde que nos conocemos se ha dado una química muy especial. En realidad no existe alguna relación entre nosotros fuera de la intelectual y el abrazo de saludo o despedida que generalmente dura unos 4 segundos. Platicamos acerca de las cosas relevantes de la vida, como si los Pixies están sobrevalorados o son brillantes, de cual película de terror es mejor que otra, que cuantas personas de los contactos que tenemos en el celular avienta una llamada de vez en cuando o de si es más recomendable la cerveza clara u obscura. Hoy es de esos días en los que nada pasa, de esos días que uno desea que sucedan para descansar, leer algo de ese libro que se está polveando en la mesita de mármol o simplemente escuchar esos discos que no se ha tenido oportunidad. Pero no, hoy simplemente tomamos café viendo el mar y las olas salvajes que producen esa brisa que tanta aversión me produce.Ella inicia la conversación diciendo que ya no extraña a Mengano, que ya ha pasado el tiempo necesario como para archivarlo y no pensar en él. Yo sé que hay parte de cierto en eso. Aunque para un total se requieren varias partes.
- A veces creo que debes dejar de preocuparte tanto por las cosas y empezar a vivir como lo hacías antes.
- Mejor dedícate a organizar eso que tienes en la cabeza y bájale a eso de dar consejos que no te piden.
El móvil que se encuentra en la mesa vibra con ese tono de Richard Cheese que tantos me gusta. Un mensaje de esos que gustan pero causan un hueco en el estómago.
“Dime qué sientes cuando suena tu móvil y sabes que pienso en ti”
- ¿Quieres algo más de tomar?
- No, mejor pidamos la cuenta y huyamos. Tengo la idea perfecta de lo que debemos tomar.
- ¿Otra de tus bebidas extrañas?
- Sí, pero esta es nueva. Hoy tomaremos Ajenjo.
- ¡Mesero, la cuenta!
Pagamos la cuenta. El mar continuará en calma un rato más. Nosotros beberemos ajenjo y tal vez dejemos correr una lágrima mientras cae la noche y los discos siguen dando vuelta en ese puerto que tantas experiencias nos da para crear recuerdos que en un futuro utilicemos para
Beberemos ajenjo y dejaremos correr una lágrima mientras la noche se abalanza sobre nosotros. Los discos darán las vueltas necesarias y las experiencias se convertirán en recuerdos que en un futuro nos servirán para seguir tomando ese exótico té con frutillas y café con leche en vasos pequeños.
Fatboy Slim - Always read label
Andrés Calamaro - Nostalgias
Chapo de Sinaloa - Para que regreses
Amanda Miguel - Él me mintió
Paulina Rubio - Te quise tanto
